jueves, 28 de septiembre de 2017

"La muerte juega a los dados" de Clara Obligado.


La tertulia de la competencia se está leyendo un libro de relatos con cierta continuidad que nos presenta
El Cultural con la opinión de Pilar Castro.



La muerte juega a los dados

Clara Obligado

Páginas de Espuma. Madrid, 2015. 228 páginas, 17 euros
PILAR CASTRO | 24/04/2015 |  


Clara Obligado

Realmente, empieza a ser más que evidente que la fórmula narrativa del cuento cobra especial entidad en la voz de Clara Obligado. Ya la conocen: argentina (1950), exiliada en España desde 1976, narradora, ensayista, y autora de destacados títulos novelescos (La hija de Marx, Si un hombre vivo te hace llorar) y de relatos breves contenidos en libros irrepetibles, por su intensidad emocional y su exquisita expresión poética, como Las otras vidas (2006) y El libro de los viajes equivocados (2012). Parece que hacia este formato orienta cada vez más su creación esta autora infatigable, que no duda en declararse deudora de los grandes maestros del género, (Chéjov, Cortázar, Proust Cervantes...), quizá más cercana a Alice Munro, quien defendía con su creación este modelo de composición narrativa que, ante la mirada del lector, podía considerarse una historia convertida en cuentos. 



La muerte juega a los dados, nuevo libro, enorme y gratificante lectura, confirma esta disposición a no quedarse en los límites que marca el género, a explorar nuevas posibilidades al proponer para este híbrido entre novela y volumen con 18 relatos, un doble itinerario, al arbitrio del lector: disfrutarlo como una novela que deconstruye la historia de la familia Lejárrega a través de tres generaciones (a partir de la muerte de un hombre en su casa, por un disparo), entre Argentina y Europa, desde principios del siglo XX hasta la actualidad; o como una lectura discontinua, no lineal, entretejida con episodios y motivos sobre la vida (la suya), el azar, la memoria de tres generaciones, la historia personal y las sensaciones atrapadas en ella, los afectos que la habitaron, las ideas que le dieron sentido, el exilio que tanto le marcó, la extrañeza de quien no logra superar los embates de otra lengua, o los motivos que subyacen a la razón de inventar ficciones, “¿para atrapar el tiempo perdido?”, o quizá “para darles sentido a los naufragios”. Relatos como “Nada útil”, ”El efecto coliflor”, “La peste”, Europa”, “La huida”, “Las eléctricas” o “Verano” componen una retahíla cautivadora, por esa especial manera de contar lo justo, y a la vez decir tanto...! 



Y ahora vayamos con la primera opción, leerlas como una novela en la que ºClara Obligado, siempre dispuesta a hablar de otras vidas al tiempo que se incluye entre ellas, hará ahora de su mundo personal, y del peso de historias sin solucionar, el núcleo central de una trama cuidada en cada pormenor argumental y estructural, de modo que su historia familiar sirve de excusa para contar muchas otras cosas de otras tantas vidas. La fórmula expresiva se aproxima a la de propuestas anteriores, prosa sincopada, poética y embaucadora. Pero logra ir más allá al convertir una novela detectivesca en el recurso demostrativo de sus intereses narrativos: es secundario resolver el enigma de quién mató a Héctor Lejárreja (“un simple juego de dados en el que le tocó perder”), frente a qué sucedió, a partir de entonces, a toda esa gente (siempre el énfasis en las mujeres), que se quedó viva. 

Territorio impreciso, el de estas ficciones de Clara Obligado, donde se intuye que se siente libre, a gusto, entre sombras del pasado, recuerdos de su infancia, claroscuros y sueños. Un libro digno de una maestra del relato. Una verdadera delicia. ¡No dejen de leerlo!

     Nos leímos la propuesta de la competencia y disfrutamos de unos relatos variados que más que contar una historia nos ofrecen unos personajes y su entorno. Desde el tópico de la novela negra del muerto a descubrir, aunque desde el principio sepamos la vida y muerte del asesino, a la novela gótica con las imágenes en el agua de una muerta que vomita pájaros, a la crónica social, libro de viajes, narración política...los personajes nos muestran su origen y su devenir en un ambiente que parece predominar sobre el tiempo, manteniéndose menos mutable y generando ciclos difíciles de romper. 
     Muy interesante esta manera de narrar, en fragmentos aparentes en forma de cuentos autónomos que terminan articulándose en una estructura de relato más complejo. Nos recuerda a Manual para mujeres de la limpieza o Libro del mal amor (ambos leídos y comentados en este blog) pero sin el componente autobiográfico, esto supone una liberación hacia lo imaginario y fantasioso,  sin perder en algunos casos la apariencia de crónica.
  

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