sábado, 26 de octubre de 2013

"Antigua luz" de John Banville.


       Alfaguara  nos invita a leernos la próxima novela de la tertulia con las siguientes citas de los medios de comunicación. Esperamos encontrar comentarios más sólidos y estimulantes para publicarlos.

         Aprovechamos la ocasión para recordar que John Banville también escribe tras el seudónimo de Benjamin Black novelas de serie negra que seguro son aprovechables para otra tertulia.
 
La mejor novela del ganador del Premio Booker y del Premio Kafka, antesala del Nobel.

«Billy Gray era mi mejor amigo y me enamoré de su madre. Puede que amor sea una palabra demasiado fuerte, pero no conozco ninguna más suave que pueda aplicarse.»

Alexander Clave es un viejo actor de teatro que recuerda su fugaz e intenso primer amor. Un rodaje cinematográfico le llevará a intimar con una joven y popular actriz cuya vida se ha asomado al abismo y al inesperado hallazgo de respuestas acerca del destino final de las mujeres que marcaron a fuego su vida.

«John Banville, recurrente candidato al Nobel, se mueve en terrenos proustianos y nabokovianos armado con un arma definitiva: el estilo… Páginas fabulosas sobre la fascinación sexual… El sorprendente giro final demuestra que, aunque el irlandés sea sobre todo un estilista, a veces la trama también es estilo.»

Nadal Suau, El Cultural

«A las palabras, John Banville, autor insólito, sugerente, les saca brillo.»

Jesús Ruiz Mantilla, El País



«La grandeza de Banville reside en su prosa límpida, armada frase a frase con maneras de orfebre… Antigua luz es un nabokoviano juego de espejos deformantes, tramposos reflejos y falibles recuerdos, exquisita muestra de introspección y de memoria inventada.»

Javier Aparicio Maydeu, Babelia



«Una narración bellísima y muy erótica, hasta el punto que parece que el autor hace el amor con las palabras.»

Carmen Sigüenza, Agencia EFE



«Banville demuestra su talento para escribir sobre la verdadera textura del erotismo… Merece vender diez veces más que Cincuenta sombras de Grey.»

Sunday Express



«El jurado de Estocolmo debería descolgar el teléfono ya mismo.»

Financial Times

«¡Qué guía de excepción es el increíblemente talentoso Banville hacia lo más extraño de nosotros mismos y de nuestro viaje!»

The Observer

«Algo así como lo que brinda el gran escritor portugués José Saramago: un mundo a la vez azaroso, de ensueño y profundamente arraigado en la experiencia.»

The Times

«Banville es un maestro y su prosa un deleite incesante.»

Martin Amis

«Una nueva novela deslumbrante… Toda la gracia y el aplomo que esperamos del autor.»

The Independent

«Un artista nabokoviano... Leerlo es como planear sobre un lago de praliné: un proceso majestuoso, delicioso y que pide ser saboreado.»

Independent on Sunday

«Una lectura absorbente, cuyo final transforma todo aquello que la ha precedido. Una prosa que se regocija en los menores detalles tanto físicos como psicológicos.»

Metro

«Aquí encontramos ecos de Yeats y Joyce, de Beckett, de Proust y de Nabokov. Banville ofrece la consolación del arte. Un extraordinario bálsamo para las vidas heridas.»

The Irish Independent

«Aunque técnicamente se trate de una trilogía junto con Eclipse e Imposturas, Antigua luz se sostiene como una novela independiente... Está deslumbrantemente escrita, pero también es un libro lúdico, lleno de intrigas... La mente de escritor de Banville sueña a la velocidad de la luz.»

The Irish Times.

     Cumpliendo con lo previsto nos reunimos en La Laguna el viernes 13 de diciembre de 2013 a las 21,30 porque no se podía antes y quien planteó las 21 horas como hora más deseable desertó en el último momento. Mejor dicho: penúltimo momento porque nos enteramos de otra ausencia en el coche mientras nos acercábamos al lugar en el que habíamos quedado. A pesar de las dificultades, las más esgrimidas se referían a lo problemático de las fechas por nuestra profesión docente y la abundancia de cenas profesionales, nos reunimos: Ángeles, Calola, Domingo, Lourdes, Maive(recién llegada de un almuerzo corporativo) y María José.

                       El Archete, de La Laguna, ya no en Candelaria ni en Santa Ana aunque le quede la tradición marinera en forma de platos de atún con batata y cherne marinado, excelentes para mi gusto. Nos queda pendiente el guachinche que el mismo propietario-cocinero tiene en Araya a la espera de próximas tertulias. Regado con un tinto Rivera del Duero comimos una ensalada, espuma de ensaladilla, batatas con atún, pescado marinado, berenjenas rellenas, de postre helado de queso que entusiasmo a alguna, otro de chocolate y otro que se me olvidó. Sorprendió la comida, a pesar de que el Archete tiene una más que larga historia y de los comentarios adversos. El precio agradó también, 20 euros muy disfrutados aunque el local estaba lleno y el piso superior ocupado por una cena de empresa. Estas circunstancias nos obligaron a juntarnos mucho y permitirnos casi hablar al oído, facilitado por ser seis personas, de esta manera una dificultad la convertimos en virtud comunicativa.
      La intimidad producto de la cercanía física y la complicidad nacida de habernos leído un libro de no fácil lectura ni trama sencilla y cerrada hizo que la conversación se animara, no sólo sobre lo que el libro nos describe, sino suponiendo tramas e historias más allá de lo escrito. Nos sorprendió como el tema principal, coincidimos en que se puede considerar la reconstrucción de la propia historia, parece el mismo que el de la obra de la anterior tertulia El sentido de un final de Julian Barnes. No sólo el tema, incluso la forma, ya que la primera persona masculina reflexionando sobre su biografía tomando como eje vertebrador un episodio amoroso, sirve para analizar sentimientos y relaciones y resaltar la necesidad de los demás en la reconstrucción fragmentaria de nuestro yo coincide en las dos obras.
       La lectura de la densa obra no parece que fuese fácil y señal de eso es que de los seis contertulios tres nos la leímos completa y el resto la estaba acabando, a pesar de eso la trama tiene una primera lectura que puede seguirse como una historia de amor juvenil con una mujer mayor, pero no se agotan ahí las posibles interpretaciones porque se nos plantea si esa historia ha condicionado el desarrollo de la biografía del personaje y de los que se relacionan con él. Así se contempla desde una vejez reflexiva una historia de la que fluyen otras cuya resolución, o no, debemos buscar en otras obras con los mismos personajes. Lourdes, proponente de esta novela para la tertulia, defendió la necesidad de una lectura sosegada y razonada, no dispersa en el tiempo, para aprovechar mínimamente la riqueza que se nos ofrece. Otros pensaban que, más bien se producían elucubraciones pseudo filosóficas sobre una historia sentimental. Sentimental pero sobre todo sensorial: las descripciones del paisaje irlandés, de la sociedad y economía de esa isla, se nos introducían en nuestros sentidos a través de la lectura y la historia de un niño, con sus rabietas, con una mujer, más mayor de lo que parecía, nos mostraba la urgencia de la vida, la necesidad de vivir cada momento, sensación y sentimiento con la intensidad del primero y el último par convencernos de que la edad más importante es la inversa de la cronológica, que no cumplimos años sino que los dejamos atrás, que no tenemos tantos años sino que nos faltan tantos otros que no sabemos ni cuántos ni cómo serán. 

lunes, 21 de octubre de 2013

"Otra vida para vivirla contigo" de Eduardo Mendicutti.

Estíbaliz nos propone Otra vida para vivirla contigo de  Eduardo Mendicutti mediante un artículo de  Almudena Grandes en El País.

ESCALERA INTERIOR .

          Otra vida para vivirla contigo.
20 OCT 2013.

          León Tolstói escribió que todas las familias felices se parecen entre sí, pero las infelices lo son cada una a su manera. Con las historias de amor sucede algo parecido. Los amores fáciles comparten un color, un ritmo, una melodía que puede ser diferente, pero expresa siempre la misma armonía. Los amores complicados, a cambio, son como las flores de un rosal salvaje. Ninguna espina se repite, pero todas hacen daño. Esta es la historia de un amor que iba a ser fácil y termina doliendo como una espina clavada en la piel, tan liviana en apariencia, tan afilada y profunda en realidad que el simple intento de extraerla la hace aún más puntiaguda, más feroz, más dolorosa. La historia de un amor como no hay otro igual, un bolero encarnado en los tiempos felices de la normalidad, en los que un hombre puede amar a otro hombre como otros hombres han amado siempre a las mujeres. Sin miedo, sin culpa, sin vergüenza. Con la convicción de que el viento de la historia sopla a favor de quienes nunca hasta ahora habían podido aspirar a los amores fáciles. A su favor. Esta novela de Mendicutti es el testimonio de un país donde todos los amores son iguales Eso es lo que siente el escritor Ernesto Méndez cuando conoce a Víctor Ramírez. Él, un hombre maduro, ecuánime, instalado en la serenidad de una vida plena en la que no cree echar nada de menos, sucumbe al polifacético y arrollador encanto del concejal de Igualdad de su pueblo, un chico joven, guapo, brillante y lleno de energía, que se le acerca envuelto en una flamante bandera arcoíris, la enseña del orgullo de los homosexuales que ya no están dispuestos a seguir escondiéndose. Víctor, tocado por la gracia, repleto de talentos, aparece ante Ernesto como el símbolo de una vida nueva, un sueño cumplido por el que vale la pena arriesgarse. Y se arriesga. Y comprueba que vale la pena. Y se sigue arriesgando. Y la sigue valiendo. Y cuando descubre que casi nada es lo que parece, la memoria del vértigo logra mantener el sueño intacto. Que siga doliendo, es lo de menos.
 Otra vida para vivirla contigo es, además de la letra de un bolero, una historia de amor con espina y, al mismo tiempo, mucho más que una historia de amor. Eduardo Mendicutti ha escrito una novela inaugural que contempla la realidad española de hoy mismo desde perspectivas que nadie había frecuentado hasta ahora. El matrimonio, el adulterio, el noviazgo, la infidelidad, los ritos y costumbres sociales de la nueva normalidad universal que todos –homosexuales y heterosexuales– acabamos de estrenar irrumpen en el oscuro amor de antaño para producir efectos misteriosos, paradójicos, capaces de encoger el corazón del lector, de helar sus sonrisas, y hasta sus carcajadas. En ese territorio amable y peligroso a la vez, donde la apariencia liviana, casi crujiente, del relato nos seduce e inquieta a partes iguales, se produce el encuentro entre dos siglos, dos maneras de entender la vida, la lucha, la dignidad. También, por supuesto, el amor. Cuando conoce a Víctor Ramírez, Méndez admira su audacia, su coraje, el descarado desparpajo del concejal guerrillero que se lanza sobre los micrófonos para proclamar su identidad sexual a los cuatro vientos.
La intimidad teje un relato distinto, donde quien más tiene que perder está dispuesto a jugárselo todo, mientras un muchacho nada con la ropa puesta sin dejar en ningún instante de sonreír a la cámara. Ernesto, un hombre maduro, curtido en las trincheras de las pasiones clandestinas, no necesita micrófonos para afirmar que está enamorado. Su profundidad, la conciencia de estar viviendo algo extraordinario, choca con la liviana superficialidad de su amante, para quien el amor es algo distinto, más blando, más suave, más pálido. Metáfora implacable de los tiempos que vivimos, Ernesto Méndez, mayor, elegante, discreto, es sin duda el más valiente de los dos, el más digno destinatario de esa anhelada normalidad que, sin embargo, se volverá en su contra para herirle por dentro como la espina más feroz de una rosa perfecta. Afirmar que una novela de Eduardo Mendicutti es estupenda resulta una obviedad. Añadir que es original, brillante, divertida e intensa, tampoco sorprenderá, a estas alturas, a ninguno de sus lectores. Pero en Otra vida para vivirla contigo hay mucho más que un buen argumento en manos de un autor que borda el español mientras lo escribe. Este es el testimonio de un país donde todos los amores son iguales. La desigual historia de un amor parecido a los de toda la vida. Complicado, eso sí, a su propia manera, como las familias infelices según Tolstoi.

www.almudenagrandes.com

domingo, 20 de octubre de 2013

"El lector" de Bernhard Schlink.

      En la entrada anterior comentábamos como una novela nos llevó a una película. Para seguir con las relaciones entre cine y literatura hoy comentamos como una película nos llevó a un libro con la ayuda de la propuesta de Estíbaliz
       Una relación sexual poco simétrica, como todas o casi todas, en este caso un quinceañero que de forma accidental empieza a disfrutar de forma cotidiana del sexo y la lectura con una mujer con unos hermosos treintaitantos años de deseo y curiosidad. Los estudios de leyes del muchacho nos hacen dejar un tiempo de paz atrás para contemplar los juicios posteriores a la Segumda Guerra Mundial. Esto nos va a permitir reflexionar sobre la historia, el pasado, la memoria, la culpa, la familia, la nación y lo complicado de  ensamblar sentimientos y hechos, disonancia que no sólo mueve la historia, también el pensamiento.
       Pocas veces la ficción, ¿la ficción?, es tan veraz. Los hipertextos, la realidad aumentada, los enlaces...no fueron inventados por la informática sino por la aventura de relatar, de pensar en voz alta con personajes (la traducción del título del alemán parece ser: el que lee en voz alta, "Der Vorleser") y si se hace bien podemos creernos que es autobiográfico. Como en esta novela en que un juez nos relata esta historia, Historia, que creemos que le es propia, como nos lo es a nosotros haciéndonos participar de los placeres y sufrimientos íntimos y colectivos, patrimonio humano, y de la memoria y culpa colectiva.
         Todo esto convertido en un cántico a la literatura, una crítica de la ignorancia, o la vergüenza de no reconocerla,  penosa justificación de la inhumanidad del dejar hacer, o hacer porque me lo mandan u ordenan, incluso las leyes. El propio libro es un ejemplo de cómo la letra impresa o leída, no puede ser sustituída como medio de expresión y estímulo del pensamiento ya que la excelente película que se deriva de esta obra literaria no nos puede proporcionar ese caldo de cultivo para la reflexión, aunque no deja de ser una bella e interesante historia que podemos disfrutar de dos formas: película o libro, pero que en ambos casos se quedará en nosotros mucho más tiempo del que creemos recordar.     

"La delicadeza" de David Foenkinos.

      Estíbaliz nos regala esta sugerencia doble: libro y película. En esta ocasión, como pocas, la autoría de la obra literaria, guión y dirección coinciden, con la colaboración familiar de su hermano Stéphane Foenkinos. Como toda creación artística el parto es colectivo culminando en aliento que le infunde el lector o espectador, multiplicado con los comentarios y la comunicación de la experiencia a lo que esperamos que contribuya este blog.  
      Lo que parece una ñoña historieta de amoríos y amarguras se va convirtiendo en la representación de la belleza cotidiana en forma de relaciones humanas en un entorno poco propicio: el laboral. La fealdad de lo extraño: empresa sueca que pretende incorporar en Francia costumbres de consumo nórdicas, persona poco sociable con un físico peculiar, una jóven que se queda viuda en lo mejor de su matrimonio, un jefe que pretende lograr afecto mediante su poder,....se convierte en belleza cotidiana a través del filtro nada mágico de la delicadeza. Esta transustanciación se nos muestra tan próxima que muchas veces nos descubrimos como personajes de la novela y nos hace más conscientes de nuestras acciones, especialmente con los demás.
      La película no sólo ilustra y nos recuerda la historia escrita y leída sino que abrevia de forma que nos centramos en los apectos más relevantes, a pesar de que la novela es bastante visual y esquemática. Eché de menos algunos personajes, la mujer del jefe, que podrían ofrecernos otras derivaciones de la historia pero no se puede tenerlo todo. Parece que, más que el guión el trabajo clave en esta obra parece que e la elección de los actores que no nos sorprendan respecto a los ya imaginados mediante la lectura.
     La literatura, las películas, el arte, deberían contribuir a la creación de belleza y ésta no se podría denominar así si no nos mejoraran, induvidual y colectivamente, de forma que contribuyan a nuestro disfrute y embellecimiento. Esto ha sucedido con estas obras de arte y por eso debemos agradecérselo a Estíbaliz.

viernes, 11 de octubre de 2013

Alice Munro Premio Nobel.

Lourdes nos envía esta muestra de alegría, a través del diario El País, por la concesión del premio Nobel a Alice Munro, de la que leímos en la anterior tertulia Vida querida.

 Munro
, el gran cuento de la vida La escritora canadiense de 82 años gana la mayor recompensa literaria poco después de anunciar su retirada "Maestra del relato contemporáneo, su estilo es claro y de un realismo sicológico", ha dicho la Academia Alice Munro, en la cocina de su casa de Clinton, en Ontario, Canadá, en junio pasado. / Ian Willms (The New York Times) Alberto Manguel 4 Considerada la 'Chéjov de Canadá', la escritora obtiene la mayor recompensa literaria luego de que anunciara su retira el semestre pasado. Después de muchos años el Nobel premia al cuento. “Era un castillo en el aire que podía suceder, pero probablemente no sucedería", ha comentado la escritora. Alice Munro es la decimotercera mujer que obtiene el galardón más importante de las letras universales.
El País cultural nos ofrece esto en este enlace.Interesante. En el mismo periódico escribe Antonio Muñoz Molina: Lo leemos y comentamos.